sábado, 19 de abril de 2025

En el posible mundo lejano de K2-18b

Esta será la segunda
invasión
extraterrestre de mi
vida.
¿Alguna vez se cuestionaron si había vida en otros planetas? Pero claro que sí, es algo que hace un ser humano normal en algún momento de su vida en algún punto. El descubrimiento de vida más allá de nuestra amada Tierra es algo que me mantiene viva, y curiosa. Especialmente curiosa. Viva aún no sé porque hay una posibilidad de que por la curiosidad se muera el gato. Pero bueno, regresamos a que estamos curiosos por saber si estamos solos en el mundo.

Será porque soy bióloga, pero fuera de lo que la gente siempre imagina respecto a extraterrestres cabezones y con ojos negros y vacíos, yo siempre pensé que si encntramos siquiera microorganismos en un mundo lejano ya sería suficiente. Es decir, ¿por qué necesitaas hablar con la contraparte extraterrestre para emocionarte? Yo me contento con saber cuál es el metabolismo que está funcionando en esos mundos lejanos y ya está, es suficiente, no necesito más.


Hace un par de días, sin embargo, el mundo científico despertaría a una noticia que, seamos sinceros, no es la primera vez que se da. Resulta que un equipo de Cambridge que estudia la atmósfera del planeta K2-18b ha detectado biofirmas con significancia en dicho planeta (1). ¿Qué son las biofirmas y cuál es su implicancia en discutir la vida en otros planetas? Voy a hacer el resumen de lo que he podido encontrar y quisiera al final dar algunas impresiones al respecto.

Una representación artística de K2-18b.

¿Qué son las biofirmas?

La mejor forma que encuentro para decribir las biofirmas es compararlas con huellas de una evidencia. Los expertos que andan buscando planetas habitables en nuestro Universo se ponen un sombrero detectivesco y empiezan a buscar en sitios específicos alguna señal de aquel ente sospechoso conocido como vida. Son como pistas, dispersas en el espacio exterior para nuestra interpretación.

Y, así como podemos guiarnos mejor de ADN antes que de una pisada en tierra húmeda, en estas búsquedas universales también hay distintas calidades de pistas. Lo que buscan los investigadores es algún compuesto que evidencie que hay algún ser haciendo ese proceso. De hecho este es un debate constante entre diálogos astrobiológicos, en dónde la utilidad de biofirmas como el agua o el metano han sido discutidas fervientemente. El metano, por ejemplo, es un gas que si se ve en cierta abundancia en la atmósfera, puede llevarnos a pensar que es de orígen biótico. Es decir, alguien lo está produciendo en forma de gas a partir de un metabolismo. Asímismo, sin embargo, el metano también puede ser producido por procesos abióticos que no requieren a un alguien (2).

Para la noticia del momento, la biofirma utilizada, sin embargo, es el DMS, o dimetilsulfuro. Este compuesto con fórmula (CH3)2es un líquido inflamable que tu nariz pudo haber detectado si cocinaste choclo o col. Asímismo, es conocido porque está asociado con el metabolismo de plankton en los océanos terrestres. En la Tierra, este compuesto puede ser únicamente producido por microbios. Tienen el monopolio de este compuesto, y por ello esta biofirma es tan apreciada: Es exclusiva de procesos procarióticos, de microorganismos (3).

K2-18b

A 124 años luz, tenemos una pequeña estrella enana roja, K2-18. A su alrededor orbita un planeta que tiene algo de Tierra, algo de Neptuno, K2-18b. Coincidentemente, su órbita coincide con la zona habitable de su estrella. Esta es un área que, según algunos cálculos y suposiciones de lo que conocemos de la vida, tiene altas posibilidades de albergar seres vivos.
La zona habitable de K2-18, según este diagrama.

Se define a este exoplaneta como un planeta "hicéano", es decir, un planeta con hidrógeno en la atmósfera y con superficies oceánicas. Gracias a su densidad, su tamaño y atmósfera, son buenos candidatos para caracterización atmosférica.

Es justo en K2-18b dónde el telescopio espacial James Webb (JWST) encontró altos niveles de dimetilsulfuro, o DMS. Estas observaciones son realizadas analizando espectros de la atmósfera, en dónde se halló con alta signficancia (3 sigmas, con 5 se coronan) este compuesto en la atmósfera del planeta (4). Aparentemente, las cantidades de DMS fueron abundantes.

Reflexiones

Cuando aparecen este tipo de noticias, lo que uno debe de recordar es esta brillante frase de Sagan:

"Afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria."

Este es un típico caso en el que debemos de aplicar dicho conocimiento. Sucede que las biofirmas son huellas, pero no es el sospechoso en sí, ¿verdad? Lo mismo pasa en este caso. Podemos tener biofirmas de bastante resolución, como parece ser el caso del DMS. Sin embargo, ¿sería conclusivo simplemente encontrar este compuesto en una atmósfera alienígena? Miles de otros procesos podrían estar pasando, siendo el Universo tan amplio como sabemos.

El escepticismo tiene que ser siempre sano y en base a evidencia. Los mismos científicos tienen un párrafo dedicado a explicar abióticamente el fenómeno con lo que conocemos de procesos geoquímicos. Y sin embargo, esto solo se basa en aquello que conocemos y que hemos experimentado con leyes terrestres.

¿Hemos encontrado vida en otro planeta? La respuesta más sana es no lo sabemos. Hay que seguir divagando y tomando los pasos correctos sin apresurarnos ni emocionarnos de más. Es verdad que esta biofirma se ve muy prometedora, pero, ¿quizá el Universo tiene un proceso abiótico que nos está engañando? ¿Quizá hay alguna química que nuestro limitado planeta no nos muestra? Solo queda esperar y seguir descubriendo el camino.

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