jueves, 14 de febrero de 2019

El hongo de los 28 000 sexos


Yo siempre tan romanticona y huaynera, en este 14 de Febrero, me decidí a acompañarme con la genial Amanda Portales y su interpretación de la canción "Mi diccionario":


Uno pensaría que ando tristona por una decepción amorosa. Quién sabe.

Pero no estamos para hablar de mis pérdidas.

Mientras chilleaba en el bus, andaba leyendo acerca de las diversas estrategias eucariotas para hacer lo que las bacterias hacen de manera tan eficiente y ahorrativa: Combinar sus poderes genéticos y crear variedad.



Las bacterias, tan sapas ellas, no requieren de rituales tortuosos para compartir genes entre ellas. Son más kules.

Pero los eucariontes... ay, señor Wiracocha, no hay nadie que salve a los estudiantes inocentes de biología de su maraña extraña para crear variedad genética.

Y entre tanta maraña extraña, me topé con estrategias curiosas de los eucariontes más fascinantes: Los hongos.

Los hongos, señores, están llenos de misterios. Recién ahora estamos entendiendo el alcance de dichos misterios.

Para esta corta entrada, los 28 000 sexos son patrocinados por este sujeto:

Schizophyllum tops and underside
Los hongos más progres.


Este especimen, que de hecho es muy común en el mundo, se conoce como Schizophyllum commune.

Una cuestión de hongos y regiones del cromosoma


En un cromosoma, los humanos tenemos derecho a tratar de ubicarnos. Por lo tanto, los biólogos han inventado terminología para poder saber cuando nos referimos a una región en dicho cromosoma.

Imaginemos una avenida, con la cuadra 4 especializada en tiendas de raspadilla y la cuadra 5, especializada en helados. La cuadra 4 y la cuadra 5 son, cada una, una región. Un locus. Ambas cuadras vendrían a ser dos regiones, lo cual se conoce como loci (básicamente, loci es el plural de locus).

Pensemos que cada una de estas cuadras podría cambiar. Quizá en verano, la cuadra 4 se dedique a las raspadillas. Pero, para invierno, pueden cambiar a puestos de emoliente. La especialidad en raspadilla vendría a ser un alelo, y la especialidad en emoliente vendría a ser otro alelo. Como podemos ver, nos referimos a la variedad que podría haber en estas regiones.

Los cromosomas también funcionan así: Tenemos una región (un locus) que puede presentar diversas variedades, es decir, diversos alelos.

Por otra parte, los hongos tampoco son tan sencillos cuando es hora de emparejarse. Para no entrar en complicaciones, es necesario entender que los hongos se mueven por ciclos reproductivos.

Explicarlo ahorita sería un terrible error por mi parte, pero puedo dejar una referencia. Ahorita, lo que debemos captar es que los hongos son seres simples: Con tal de que dos núcleos parentales se fusionen en un citoplasma, ellos consideran todo su amor hecho y deshecho.

1 + 1 es 2, 2 + 2 es...

En ciertos hongos primitivos, la cosa es bien simple: Un locus con dos variaciones (alelos) es el que tiene la última palabra. Es o no es. Blanco o negro. Papaya o piña.

Avanzando un poquito más, tenemos hongos que se controlan vía más de dos alelos en un mismo locus.

Otros deciden ser algo más obsesivos, así que su sexo es determinado por dos loci (no solo uno) y con dos alelos cada uno.

Por ahí vamos bien, ¿no?

Pues bien, Schizophyllum commune no sabe nada de ser práctico.

Esta especie cogió dos loci y con 90 y 300 alelos distintos para cada uno.

¿Se imaginan cuantas combinaciones pueden surgir de ello?

Por eso enseñaban combinatorias en la Pre.













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