jueves, 1 de abril de 2021

La creación del personaje de divulgación: La aventura larga

Oh, ya cambié de imagen
Mi pelo ta largo
otra vez.
Quisiera compartir con ustedes un pequeño extracto de mis planes maléficos para el futuro distante. Y es que cuando se trata de maleficios y planes a lo villanos, yo soy experta.

Pero quizá valga la pena recordar aquella tarde remota en la cuál me dí cuenta que tenía que hacer comunicación científica.

Para empezar, este objetivo deriva de un "mantra" personal mío: Necesitas al menos hacer una cosa que impacte en la vida de otros. Al menos una. Puesto que generar impacto en otras vidas (creo yo) es una posibilidad para el ser humano. Si mañana nace un babuino, será un don nadie en su comunidad, y se morirá y ninguna historia lo recordará. Tal final es depresivo, pero ni los primates ni otro animal pueden escapar de ese destino. No es lo mismo con los humanos. Nosotros sí podemos impactar. Y dado a que vivimos en una sociedad, la cuál necesita de sus partes, pues a hacer algo se ha dicho, si no quieres que tu presencia sea inútil y un gasto de oxígeno (aunque estás en la libertad de escogerlo, y creo tener una lista mental de humanoides que califican).



Ahora, cuando muchos piensan en actividades para otros, piensan necesariamente en trabajos altruistas. Pero trabajar en investigación de la salud o de la ingeniería, por ejemplo, está influyendo también en la población. Así que vale.

El problema entra cuando quieres hacer investigación no-aplicada simplemente porque eres curioso (cómo yo). Por lo tanto, mi trabajo no tenía mucho sentido en mi propia concepción de cómo debería de actuar un ser humano que se haga llamar ser humano.

En todo caso, estaba próxima a morir cómo el babuino.

Tenemos que también ponernos en contexto: Era el año 2010, y yo ya sabía que iba a ser bióloga y que iba a vivir en un departamento porque no quería limpiar casas grandes.

Pero me faltaba descubrir esa causa que haga significativa mi vida para otros.

Reflexioné unas semanas acerca de lo increíble que era poder haber recibido tantos libros en casa cuando expresé que quería ser bióloga. Una posibilidad que muchos niños no tienen en sus hogares. También me acordé de mis clases de física, dónde a veces sólo me quedaba deprimirme por no entender nada, y desear en esos momentos que otro hubiera dictado la clase (o que yo no me hubiera dormido primero, quién sabe. Pero aparentemente Craig Venter también se para durmiendo, así que somos dos. En mi defensa, siempre tuve problemas para dormir. Lo feo es que además sufro de rinitis.)

Pensé entonces en varias posibilidades con tantas ideas, y llegué a un par de conclusiones importantes:

  • Apoyarte en el sistema educativo peruano para poder aprender es una pérdida de tiempo, porque muchos realmente vienen con cero ganas de enseñar, y las complicaciones sólo los hacen regañar al momento de pararse al frente de una clase. En resumen: No confíes en profesores a la antigua. O al menos, no confíes en ellos hasta que realmente exista una verdadera reforma educativa.
  • Es imposible abarcar todos los espectros de mentes que existen en el planeta Tierra. Es decir, si tengo alumnos con problemas de atención, no puedo hacer mucho por ellos si es que resulta que son minoría. No puedo dar dos clases distintas con el mismo contenido a la vez. ¿Cómo se podría hacer la clase lo más inclusiva posible? 
Empecé a analizar mis clases de forma crítica, sin mucha importancia al contenido, sino a la forma. Descubrí que, en el colegio, no hay nada peor que un desorden en la pizarra y explicaciones sueltas. Si no hay historias por contar, pues simplemente todo es aburrido.

Y en la Universidad, que es una cosa de locos, los PPTs son un somnífero, que se usan para lavarle el cerebro a la gente. Una alternativa para los que que no quieren diagramar mejor su contenido y que no toman en cuenta a nadie, quizá solo para salir de un apuro.

Así fue cómo fui acumulando algunas experiencias educativas. Aquí algunas observaciones:

  • Imposible querer que un montón de gente te preste atención por dos horas sin que se caiga de sueño.
  • Decir lo que se va a hacer desde un inicio ayuda a que nadie se pierda. Es cómo dar spoilers, pero de los buenos.
  • La pizarra atrae miradas porque te ven moverte. Está bien que no quieras dejar tus amados PPTs, pero una combinación de ambos con cierto dinamismo ayudaría a que todo pase cual Brahma con su lúpulo.
  • Tomarse lo que uno está diciendo muy en serio puede jugar en contra en más formas de las que uno se puede imaginar.¿Por qué? Estás poniéndote en un pedestal, lo cuál no va a incentivar la discusión.
De la mano de estos puntos, decidí crear una estrategia para el futuro.

Todas estas observaciones me ayudarían a ver que la educación a las masas podía ser mi contribución a la Sociedad. Si bien soy lo suficientemente amargada y quizá nihilista en pensar que pocos me harán caso, mi pesimismo con rayo de esperanza me hace creer que hay mentes allá afuera que necesitan que les hablen de estos temas. Y si de un público de 100, 1 me escucha, me considero satisfecha.

La creación del personaje de divulgación fue de la mano con mis observaciones de como funcionaban los personajes públicos. Cuando me planteaba la pregunta de ver si entraba en política, pensé en que alguien como yo jamás podía tener un buen desempeño en dicha función. Desconozco mucho de etiqueta como para actuar bien en un rol público.

Ahí fue dónde me dí cuenta que una persona, al exponerse a la multitud, deja de ser ella automáticamente. Al igual que en las relaciones romanticonas, dónde debes de ceder en ciertas cosas, una persona pública deja de ser ella misma porque empieza a representar los ideales y esperanzas de varias personas. De la nada, observan tus costumbres y lo que hagas tiene eco en el resto.

Enfrentarse a la multitud, por lo tanto, es parecido a jugar a la guerra, y si quieres atraer la atención de varios sin perjudicar dichos ideales y esperanzas, sin que te afecten las observaciones, hay que reconocer la existencia de ese personaje público.

Con esto en la vista, empecé a desarrollar una estrategia que me duraría un tiempo en aplicar. Algunos de los puntos de la estrategia expuestos aquí:
  • La vestimenta: Observé que la problemática principal con la divulgación científica radicaba en el pensamiento que tienen las personas de los científicos; estos nerds que probablemente son muy serios, muy inteligentes e intimidantes. Para contrarrestar ello, recurrí a lo primero que uno ve: La apariencia. En vez de ir a sesiones de divulgación en ropa elegante, elijo ponerme unas converse rojas, unos collares grandes, aretes dispares, una casaca de parches y un sombrero tipo bowler. Lo que busco es: 1) generar una especie de marca y 2) parecer que salí de la calle a hablar de ciencia, enfatizando que cualquiera puede hablar y escuchar de ciencia. Admito que, en parte, me gusta la imagen del "científico loco" y espero esa impresión en otras personas.
  • El habla técnica: Nombres técnicos en inglés que los científicos asumen que el público general también sabe. Parte de mi propuesta incluye un desafío personal para no usar la técnica barata de decirlo en inglés. Mi personaje de divulgación jamás utilizaría palabras en inglés ni tampoco le pondría nombres extranjeros a sus eventos. Por otra parte, trato de utilizar lenguaje coloquial, algo que se opone a mi modo pomposo de hablar en el día a día, que son rezagos de mis actividades literarias y mis ganas de sonar a personaje de Sherlock Holmes.
  • Las pausas de chiste: Una charla de divulgación es 60% aprendizaje y 40% entretenimiento, así que lo considero una combinación entre exposición y performance. Trato de asociar distintos eventos con algún elemento de risa para que aligere los humos de la sesión y así nadie se sienta presionado. Para llegar a ello, suelo recurrir a chistes que se me ocurren durante mis actividades diarias y que luego pueda utilizar ello en algún momento. Procuro dar un chiste y luego explicar por qué lo relaciono con el tema. Esto para limpiar mentes antes de recibir la nueva información.
  • Empezar con una anécdota: Como buenos latinos, pocos se interesan por saber mis grados, y más bien quieren saber qué hice en el colegio o qué chisme nuevo puedo contar. Las anécdotas son una forma de hacer más humano al personaje del científico y demostrar que también en un laboratorio se insulta, se maldice, hay peleas y a veces las cosas más mundanas pueden suceder. Trato de relacionar aquello con el tema de la exposición y, de paso, dejo que los aires se ventilen antes de iniciar la exposición.
  • Estar al tanto de la cultura popular: Siendo sincera, veo muy poca televisión, y los chismes de la farándula no son lo mío por el cero interés que les tengo. Pero estar al tanto de las cosas que pasan y que a todos les interesan es un gran método de atraer el interés del público. De paso, convierte a todo en algo más ligero. De pronto, ese tema genético ya no suena tan genético cuando hablas de Nicola Porcella también. Lo que me lleva a...
  • Las referencias: Una compañera de la Universidad una vez me hizo una observación que guardo mucho en mi corazón: Yo casi nunca me quedo sin referencias. Y así es como uno tiene que andar por el planeta Tierra: Con un arsenal de referencias interminables. Especialmente aquellas referencias a la cultura popular, lo que hace que una mayor cantidad de gente entienda lo que dices.
  • No tomarse a sí mismo en serio: Este es el punto más importante para mí. Aceptarse tal y como uno es mientras habla de ciencia. Saberse que sé este tema de biología, pero no me pregunten nada de geología, porque no soy un genio. Ups, ¿me equivoqué y no es Tiridimina sino Timina? Ah, lo siento, a veces me equivoco en tipear. ¿Me caí mientras subía en el podio? Ah, sí, la verdad es que siempre me paro cayendo. Y así sucesivamente. En mi vida personal, me tomo al sarcasmo. Cuando pienso, me tomo en serio. Pero cuando expongo, quiero disfrutarlo. Y mantener una cara de poto mientras expongo no es sinónimo de eso. 

¿Saben lo curioso de toda esta verborrea de ideas de divulgación científica? Varias se me ocurrieron leyendo acerca de políticos no tan bonitos y de sectas religiosas. En el primer caso, muchos políticos nefastos poseían el don de ser encantadores de serpiente, llevando mensajes pomposos pero vacíos a una población hechizada. Y en el segundo... bueno, el trabajo detrás de cámaras de los líderes religiosos es realmente admirable. En un libro que leí sobre iglesias evangélicas, vi esta ingeniosa técnica de los pastores que, sabiendo que sus seguidores no van a tener tiempo para leer la Biblia y, más importante aún, asumiéndolo, graban estos audios fantásticos de la Biblia simplificada, muchas veces con tono musical para que sea más fácil de memorizar.

Tengo don de encantador de serpiente, y veo viable la técnica de comprimir el mensaje para realizar divulgación. Eso sí, quisiera entregar algo de valor a las personas, y no mensajes vacíos o iniciar negociazos enormes en base a una creencia.

Como persona, tengo una meta. Como científica, tengo otra. Como persona que le gusta escribir (no me alcanza el ego para llamarme "escritora"), tengo otra. Y para la sociedad, también tengo una meta:

Me gustaría lograr que la mayor cantidad de personas se sientan  a gusto explorando temas de ciencia, independientemente de si te gusta la ciencia o las artes o la danza o la literatura o lo que se te ocurra. Todos tenemos el derecho de tener una mínima base de conocimiento que nos permite navegar con mayor seguridad por un mundo cada vez más tecnológico. 


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